Orson

Merecen mi adversión los sabiondos que siempre tienen preparadas frases como “todo es susceptible de empeorar” o alguna otra obviedad por el estilo, más aún me molestan los babosos que insisten en que vivimos en el mejor de los mundos posibles y andan siempre hallando balances positivos en casi todo. Me molesta, ya digo, que se trivialice algo sagrado como es el DESTINO, que orienta nuestras vidas como un faro lejano.
Si es verdad, claro, que si vas por la calle y se produce un encontronazo con un bellaco conflictivo, a lo mejor tienes que enfrentarte a él y de esos lances nunca se sabe…


Con eso en la cabeza, y con la calma que da haber cumplido los 50, entre una multitud que llenaba la calle, tuve la mala fortuna de pisar el pie de un tipo con pinta, casi casi, de maleante.
De entrada me insultó:

– ¡Idiota!
Yo no quise ponerme a su nivel pero es que siguió:

– ¡Hijo puta!
Ya me calenté, con las dos manos lo impulsé para atrás empujando su pecho terminando el tío en el suelo.
La gente gritó y se interponía, y yo me fui.
Al poco, una noche, estaban en la puerta de mi casa. Como soy guarda jurado con alguna jerarquía, saqué mi pistola reglamentaria y, en vez de advertirle, los tiroteé y murieron.
En el juicio inventé una historia de chantaje, que querían mi colaboración para robar donde presto mis servicios.
Todo fue fácil me quitaron el arma y me dejaron en paz. Pero poco después me visitó un abogado que quiso que lo acompañara y un tipo gordo como Orson Walles me preguntó : ¿Sabes lo que es la mafia policial?