Compré varias cosas consultando una lista. Ahora las uso mucho, mi memoria no me secunda. Me han hecho pruebas muy molestas con ultra modernos aparatos en los que hay que introducirse y no apto para claustrofóbicos. La memoria, me dijo mi tío Javier, y no lo digo con palabras literales, es todo o la base de todo. Yo, petulantemente, (estaba en la adolescencia) le respondí, sin idea, que el entendimiento es lo decisivo. Me he convertido, pues en abogado. Es lo lógico. Así explayo mi naturaleza de sofista.
Todos los días hablo con bastante frente, y defiendo y pongo en cuestión todo tipo de argumentos. He leído algo sobre este asunto, libros sobre formación de la mentalidad, persuasión, incluso lavado de cerebro. (Un famoso libro emplea el lavado de cerebro para dejar de fumar…pero la cosa me movió a suponer, que, si un libro conseguía desarraigar un vicio tan implantado…es algo extremadamente peligroso.
Poco a poco me aparté del cine, del fútbol, de la televisión, de los periódicos, de la radio…quería tener independencia de criterio. Ya puestos, fui restringiendo mis relaciones personales, me he vuelto de pocas palabras. He exagerado, por eso acudo a la Doctora Ibáñez, que intenta demostrar que, en fin, no tiene sentido aislarse que disponemos de sentido crítico, y que a fin de cuentas, la vida está por delante de cualquier otra consideración, y que vivir es exponerse, abrirse al mundo; con cautelas como vale, pero abrirse.
Yo la entiendo. Tiene aparentemente razón. Habla de las ataduras, lo que vivimos nos ATA, y si no es así, no vivimos. Esto se aplica a todo, desde respirar a enamorarse, desde el codiciado dinero a la información, por eso, ya que es inevitable, aislarse no vale…es una anticipación de la muerte.
La terapeuta, que ha consultado lo mío, avanza (aunque no es amiga de hacer diagnósticos) avanza que puedo padecer una neurosis obsesiva con rasgos paranoides. Vamos, que a estos de la bata blanca, les importa la incidencia que tiene en mi la realidad, no la realidad misma, y como yo reacciono, me consideran enfermo, ¡Pero los enfermos son ellos! Son borregos que están alienados, contaminados por un ambiente que controla la minoría propietaria de los medios de comunicación. Lo malo es que la gente, en sus conversaciones, suele referirse a lo que le ha contado la MEDIATICA (periódicos, cine, tv,…) y su mente está plagada de información dirigida ¡Está colonizada!
Hasta aquí nada nuevo. Lo que he escrito es casi un lugar común, todo el mundo parece que lo sabe, PERO NADIE ACTÚA.
¿Qué puedo hacer? En principio nada, eso es lo que parece. Pero de esta consulta con la Ibáñez he salido de otro modo. Me facilitó el teléfono de Juanjo Hermida, veterinario y ufólogo, esoterista, crítico social, y todo lo que pueda caber en una tarjeta de visita. En realidad es un farsante, un gurú del grupo de gente más bien madura y aburrida que se reúne con él. No solo es un farsante, también encarna al hortera semiculto de clase media. En vez de enfermar mentalmente, ha convertido sus obsesiones en materia que comparte con otros.
¿Puedo hacer algo? No lo quería contar pero como todo pasa cuando tiene que pasar, resulta que ahora soy un contactado; recibo mensajes en sueños, señales, hago escritura automática… soy médium que recibe indicaciones de los BRAKAVA, un pueblo extraterrestre que nos quiere ayudar. Pero nadie me cree y este encierro en un psiquiátrico es lo peor que me ha pasado…Lo extraterrestres me van a liberar, a educarme en su planeta y a regresar para transformar este mundo auto destructor. Cuando traigan la merienda, haré como que tengo un síncope, que me desmayo, y Carolina, la enfermera más guapa del mundo, me inyectará un potingue que vuelve invisible. Ella es la cónsul Brakava en nuestra ovina sociedad, nos iremos muy, muy, muy, lejos.