Desirée

Obra de Raquel Jaén Lara

Era demasiado tarde. La madrugada estaba más que instalada y pasaban inútilmente los minutos sin que ella apareciese. Le había prometido que se verían esa misma noche no mucho después de la una y no terminaba de presentarse. Fumó el penúltimo cigarrillo y decidió marcharse pero, a medio camino, volvió sobre sus pasos y la vio.
Alguien corría tras ella y él, sin pensarlo, los persiguió. A lo lejos divisó una furgoneta grande de la que bajaron dos hombres con bates de béisbol. Paró en seco su carrera y se escondió en la espesura. Se prometió solemnemente no volver a salvar a nadie nunca más. La pobre Desiré estaría mejor si él, estúpidamente, no se hubiese ofrecido como liberador.